Por la Dra. Belén Merck, División de Patología Mamaria de Clinica Serralta
El cáncer de mama es el cáncer más frecuente en las mujeres y constituye la primera causa de muerte de las mujeres entre 40 y 50 años, que viven en la Unión Europea. Su diagnóstico y tratamiento son, por tanto, un asunto sanitario de máxima importancia.
En los últimos 20 años se han objetivado grandes pasos, tanto en aspectos relacionados con la prevención secundaria o diagnóstico precoz, como en relación con el tratamiento. En el campo de la terapia se imponen los tratamientos conservadores de la mama y axila, siempre asociados a radioterapia adyuvante; el empleo de quimioterapia con protocolos de administración secuencial, cada vez más efectivos; la hormonoterapia con tamoxifeno y/o inhibidores de la aromatasa; y finalmente, las terapias biológicas como trastuzumab o lapatinib. A pesar de los avances diagnósticos y terapéuticos, su pronóstico sigue dependiendo principalmente de la extensión de la enfermedad en el momento de la detección. De ahí que el conseguir un diagnóstico precoz siga siendo la mejor vía para mejorar sus posibilidades de curación. El gran paso de estas últimas décadas ha sido la implantación tanto de los programas de cribado poblacional, como el que existe en nuestra comunidad, como los controles anuales mediante exploración clínica y mamografía que se realizan en las consultas de los expertos en patología de la mama o en las unidades de mama. La realización de mamografías en mujeres asintomáticas ha conseguido reducir la mortalidad por cáncer de mama.
¿Qué ventajas aporta la realización de una revisión anual?
Como se ha expuesto, el pronóstico del cáncer de mama depende de su estadio al diagnóstico. El estadio clínico está determinado por el tamaño del tumor de la mama, la presencia o ausencia de ganglios linfáticos axilares con tumor y la presencia o ausencia de metástasis sistémicas (hígado, hueso, cerebro). Cuanto más pequeño sea el tumor de la mama menos riesgo tiene la paciente de presentar depósitos metastásicos en los ganglios axilares o en otros órganos. De esto se deduce, que el objetivo más importante es diagnosticar los tumores de mama en su fase inicial, cuando son muy pequeños, y mejor aún, cuando no se tocan (lesiones no palpables).
Las revisiones a las que acuden las mujeres sanas, sin riesgo genético o familiar de cáncer de mama, deben contemplar los siguientes aspectos: