A principios de esta semana se produjo una gran alarma social causada por el estudio de la OMS mediante el cual se considera la carne procesada como cancerígena, y la carne roja como probablemente cancerígena.
Para definir cada una hay que añadir que la carne procesada es aquella que ha sido manipulada para potenciar su sabor o conservación. Como son las salchichas, el jamón, carne en conserva o en lata, cecina y carne seca, o preparados y salsas de carne. Mientras que la carne roja es toda la carne que proviene del músculo de los mamíferos: ternera, cerdo, cordero, caballo, y cabra.
Según los expertos los estudios concluyeron que “por cada porción de 50 gramos de carne procesada que se consuma a diario, el riesgo de cáncer colorrectal aumenta en un 18%». Pero para tener este efecto, ese consumo debe ser continuo durante años.
Pero entonces, ¿la carne es buena o mala para la salud?
Para responder a esta pregunta nos hemos hecho eco de la entrevista realizada a la doctora María Ballesteros, vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), mediante la cual recomienda el consumo ocasional de carne roja y procesada, y la vuelta a la dieta mediterránea tradicional, donde predomina la fruta la verdura y el pescado. De esta manera podemos disminuir el riesgo de padecer cáncer o enfermedades cardiovasculares.
La doctora informa de que en estos últimos años hemos cambiado el patrón de nuestra dieta aumentando el nivel en un 50% de carne roja consumida, cuando este tipo de carne no debería consumirse más de dos veces por semana. Por otro lado, las procesadas no deberían de exceder de un día a la semana pues su consumo en exceso aumenta el riesgo de muerte por enfermedades del corazón, diabetes y otras enfermedades.
Las clasificaciones de la IARC (International Agency for Research on Cancer) describen la evidencia científica sobre si un agente causa cáncer, pero no valora su nivel de riesgo. Es por ello que no se debe equiparar la carne procesada con el tabaco o el amianto, aunque haya sido clasificada en la misma categoría.
La conclusión que obtenemos es que hemos de mantener una dieta variada y equilibrada, ya que no podemos obviar las propiedades nutricionales de la carne roja. Por ello dejar de comer carne no es la solución ya que podría ser perjudicial al igual que hacerlo en exceso. Actualmente, el consumo de carne está muy por encima de lo recomendable, por ello es un buen momento para replantearnos nuestros hábitos alimenticios.
Para más información: Estudio de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer
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