Cuando comemos los alimentos son transportados del esófago al estómago, ambos se comunican a través del hiato, un orificio situado en el diafragma, el músculo que separa la cavidad torácica de la cavidad abdominal.
El problema de la hernia de hiato se da cuando a través de este orificio, parte del estómago pasa a la cavidad torácica. Los jugos gástricos que intervienen en la digestión entran en contacto con el esófago facilitando también el reflujo de los alimentos. De esta manera el esófago, que no está protegido ni preparado para estar en contacto con estos ácidos se ve afectado irritándose cada vez que se ingiere comida.
Los síntomas que presentan son acidez, reflujo, regurgitación, dolor, y quemazón. En muchas ocasiones las digestiones se convierten en un suplicio ya que los pacientes tratan de evitar aquellos alimentos que más síntomas les provocan como puede ser:
– Los alimentos muy grasos, picantes, en escabeche o muy salados
– Los lácteos y salsas con base de nata
– Las bebidas carbonatadas, el té o el café
– Los alimentos ácidos como: tomate, vinagre, cítricos, frutas no maduras o el yogur
– Ciertos alimentos crudos como el ajo, la cebolla, pepino o el pimiento
Nuestra paciente Pilar, sentía todos los síntomas anteriormente citados hasta el punto de afirmar que “vivía amargada” por las molestias que le ocasionaba. A continuación nos cuenta su experiencia y lo contenta que está con los resultados obtenidos tras la operación de corrección de la hernia de hiato por vía laparoscópica.
Otros links de interés:
· Hernia de Hiato. Clínica Serralta
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